El don de la
paciencia es algo que nunca me ha llegado
Así que he tenido que, a base de caídas libres prácticamente, caídas
desde un octavo piso casi, ir recogiendo pedacitos de cerámica que había por
ahí, algunos me los dieron personas que me querían y me vieron en un momento
bajo, otros los recogí del suelo, otros los construí con arcilla, y poco a poco
compuse una maceta, no es nada del otro mundo, es de distintos colores porque
los trozos no vienen del mismo sitio, no todos son míos, y ahí está, la llené
de tierra y me metí mentalmente en ella, como la paciencia nunca me llegó tuve
que plantarla, cosecharla, esperar que germine, que le de el sol y arraigue
para que crezca aunque sea una brizna de ella en mí… Y parece que por dentro de
la tierra va naciendo algo, que va creándose en mí del mismo modo, es un
proceso lento, largo… Pero si siempre que se nos presenta una situación,
cogemos el mismo camino, nunca llegaremos a un lugar diferente, es decir, si
siempre actuamos de la misma forma, jamás hallaremos cambio posible, por eso,
aunque nos cueste salir de nosotros mismos, aunque nos abrumen los problemas
propios y ajenos, aunque nos sintamos solos y necesitemos de esa persona que no
está o no quiere estar, tenemos que coger esa maceta, ponerla al sol y esperar
con mucha voluntad y mucha fuerza, a que nazca la paciencia…
No hay comentarios:
Publicar un comentario