Tengo
el mundo en mis manos, tantas cosas para elegir, y siempre escojo las malas,
podría elegir ser feliz yo y hacerte feliz a ti, darte la misma libertad que me
das tu, prestarte menos atención, gastar menos energía en pensar negativo, no
preocuparme tanto y menos de cosas absurdas, podría elegir hacer cualquier
cosa, aprender más, leer más, y vivir menos por ti…
Podría elegir darte
espacio, un espacio coherente, donde no importe la hora de última conexión del
bendito whatssap, donde no importe si me tienes como foto de perfil, donde seas
libre de ir donde te plazca, de hacer lo que te parezca, sin tener que
aguantarme a mí después… Podría elegir ser feliz contigo, confiar en ti porque
no hay motivos para hacer lo contrario, dejar de buscar motivos para enfadarme
cada semana, no vigilar, aprender a respetar y a vivir… Y en vez de hacer eso,
gasto energía inútil en ver si te has conectado, es esperarte despierta si
sales, en no dormir, en llorar demasiado, en dejar de comer y de hacer cosas
sólo porque me siento mal por algo que te he hecho… De entre tantas cosas elijo
no ser feliz por estar tratando de saberlo todo, de estar siempre ahí… Me
olvido de vivir mí vida.
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