El problema no es la dependencia, el
problema es la raíz, ¿de dónde viene eso?, ¿de dónde viene tanta inquietud,
tanto miedo?... Nos dirigen y ni tan siquiera nos damos cuenta…
¿Qué niña no ha jugado a que su
muñeca Barbie se casaba?, y seguramente ese era el día más feliz para esa
muñeca, o hipotéticamente debía de serlo, las protagonistas de nuestros cuentos
infantiles no completaban su vida hasta que no entraba en acción un segundo
personaje, del sexo opuesto, el hombre de su vida, no había errores ni
posibilidad de equivocarse, ese, al primero que le entregaban todo, ese era “el
elegido”, “el definitivo”, como mí madre a veces, viendo como pasaba cierto
tiempo prudencial al lado de un hombre, me preguntaba, ¿es ese ya “el
definitivo”?... Pues mira mamá, no lo sé, la vida da muchas vueltas, solo el
presente es seguro, el resto no…
El problema es lo que mamamos desde
la cuna, el machismo en biberón, por el simple hecho de ser mujer, de tener el
sexo hacía adentro en vez de en el exterior, el problema es que no se educa
igual, para las mismas cosas a un hombre que a una mujer, y es evidente que
nadie puede llevar una vida igual a otro, cada ser humano es distinto, pero
cada cual tiene que marcar su camino, sus metas, y no es justo, que por el
simple hecho de pertenecer a un sexo tengas el deber impuesto ya por la
sociedad desde antes de nacer que tu sueño más profundo, debe ser el de formar
una familia, una familia con un hombre, con el hombre de tu vida, al final me
incluyo, casi toda mujer quiere tener hijos en algún momento de su vida, es
algo que se supone hay que vivir.
Y es de ahí de donde vienen todos
nuestros males, de las imposiciones, por ese jodido sueño que nos inculcan
desde la cuna con príncipes y princesas de cartón que acaban el cuento cuando
no ha hecho más que empezar, nos pasamos la vida en “búsqueda”, tratando de
hallar a alguien que vea una profundidad y unas cualidades en nosotras que
nosotras mismas no tenemos el valor de ver, de ahí el miedo, el miedo a no
encontrar y el miedo a perder cuando encuentras a alguien, porque si no te
quedas “sola”, sola por dios, ni que se acabara el mundo cayera una bomba
atómica y salieras a la calle como en aquella escena del pianista, donde sólo
quedan ruinas y cadáveres por todas partes, ¿hasta dónde llega la educación que
nos dan?, podríamos volvernos loca con todo lo que se nos impone por ser
mujeres…
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